1. Cada persona posee una naturaleza interior esencialmente biológica, de carácter instintivo, natural, heredado en cierto grado e inmutable. Hay que hablar por ello de raíces hereditarias, constitucionales, y también adquiridas, aunque la determinación biológica, sea solo parcial y demasiado compleja. Esto constituye un “material en bruto” más bien que un producto acabado. En esta naturaleza interior están las necesidades básicas de tipo instintivo, capacidades, anatomía, fisiología, temperamento, lesiones y traumas prenatales o natales… Este núcleo se manifiesta como inclinaciones, propensiones o tendencias… Este material empieza pronto un proceso de conversión hacia un yo, en cuanto empieza a entrar en contacto con el mundo exterior.