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domingo, 3 de julio de 2016

gritos de opresión

Plaga de putas que pisoteáis el pan del pueblo pobre,
Pobre por vuestro robo viles parásitos.
Peste de insectos que pudre la tierra
Que envenena las naciones enteras
Los hombres enteros
El fruto y el futuro.
Vuestra gloria, buitres,
es fusilar la esperanza
Vuestras son todas
las instituciones de La muerte
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miércoles, 20 de abril de 2016

¿porqué la gente vota a quien le explota?


 



¿Por qué el esclavo ama  al amo?  
¿Por qué la gente vota a quien le explota?

LA EDUCACIÓN COMO CASTRACIÓN – COMO DOMESTICACIÓN

Diferentes causas y efectos pueden interrelacionarse  en este cometido, pero estamos seguros que el origen de todo yace en la educación represora. Vamos a esbozar en principio una pequeña síntesis  esquemática y genérica de la que pueden desprenderse infinidad de variantes y que posteriormente se ampliará.
La educación represora, (1) entendida ésta como la represión de los impulsos naturales innatos del ser vivo humano; Conlleva (2) la frustración y anulación como SER auto organizado independiente y libre; Así como de su desinterés (3) y desconocimiento del mundo que le rodea; Si se genera un ser frustrado, desrealizado, (4)lógicamente es un individuo egoísta, incapaz de valorar a los demás; Todo se refuerza y justifica (5) por la inculcación pareja de una ideología –o religión- autoritaria;
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sábado, 2 de agosto de 2014

el hombre es bueno para el hombre


Considero que el ser humano viene dotado al nacer de una energía vital con la que fundamentalmente ha de hacerse a sí mismo. 
Se hace desarrollando sus capacidades en el medio entorno y en relación con los demás. -Relación que debería ser lo más igualitaria posible-.
La educación ha de propiciarle ese desarrollo integral de su ser.  
Si por el contrario, la educación se convierte en un adiestramiento, -lo que por otra parte es general-, donde al niño se le inhibe, reprime, coacciona, castiga, culpabiliza, adoctrina, engaña, seduce, coartándole los impulsos vitales de explorar el medio y desarrollar sus capacidades, al niño se le convierte en un ser frustrado, desrealizado, alienado, castrado en su más íntimo y profundo ser. La energía que debía ser liberada en la exploración del medio, en su relación con los demás y en la realización del propio ser, queda de esa manera enquistada, reprimida, y se proyectará en actos violentos contra otros o contra sí mismo. Si a esto se añade el adoctrinamiento, que suele ir muy ligado, es decir, la ideologización de la vida, la pertenencia a un clan, a una raza, a una religión, a una autoridad, esa agresividad reprimida en su realización vital es canalizada hacia los demás que no pertenezcan a su clan, raza, ideología o religión.
Así se forman los patriotas, los talibanes, los sectarios, los esclavos de las normas, religiones e ideologías, los que ensalzan a quienes les explotan, los que admiran al jefe, los que votan al gobierno que les ha llevado a la ruina.