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lunes, 10 de agosto de 2015

amor - educación ...


El amor es el único factor que puede salvar al ser humano.
El amor es causa y efecto.
Consecuencia de la vida y causa de la humanidad.
Amor significa aceptar al otro, no ser más pero tampoco menos.
El amor empieza con la educación, al nacer. 
En la educación del ser, no del poseer.

Pero el mundo está dominado por psicópatas que imponen sus reglas. Domesticar a las personas para que ellos, los psicópatas, acaparen todas las riquezas.
De esta forma, toda la riqueza mundial está en manos del 1% de la población. Al principio de esta usura criminal la riqueza era adquirida por la fuerza, se robaba con las armas.
Poco a poco se fueron descubriendo y poniendo en práctica otros métodos más sutiles aparentemente no violentos: fue convertir a los seres en esclavos desde la cuna mediante la educación.
Primero mataron los impulsos vitales del ser.
Sobre ello  inculcaron ideologías.
Ideologías que aceptan como lógico el que unos tengan más y otros menos o incluso nada.
Ideologías que dicen que si unos tienen más es porque son mejores y trabajan más.
Todo esto, está muy bien reforzado por las enseñanzas, los saberes, la cultura, la información.
Para aquel que  la domesticación y la manipulación no le hagan mella,  también están las cárceles, los manicomios, la estigmatización, el olvido.

Para que esto cambie han de pasar miles de años, -si es que cambia-.
La educación es un medio esencial para propiciar el auténtico cambio.
Pero la educación libre es muy minoritaria, casi inexistente, precisamente porque el poder la impide.
La tolera mientras se dé en puntos aislados, pero nunca la permitirá a  nivel global.
Para cambiar la educación y el mundo de modo radical y rápidamente es necesaria una revolución.
Pero las revoluciones hoy  también están desprestigiadas, ni los revolucionarios las hacen.
Se argumenta que, como las revoluciones últimas salieron mal, todas las revoluciones son malas o han de salir mal. Hagamos la revolución y hagámosla bien.

Mientras tanto no hay que conformarse.

¿Qué puedo hacer yo?  ¿qué puedes hacer tú?
Dudo que se pueda hacer algo.
Pero hay que hacerlo, a costa de todo.
Esa revolución ha de empezar en mí. Para mí mismo.
En ti, para ti mismo.
Para las personas que me quieren y para todos los demás.
Pero además de en mí mismo, tengo que hacer algo en los otros, con los otros...