ni los gritos ni los ayes ni una angustia rota por mil cadáveres ni un amor condenado a olvidar ni un muerto solo con su polvo ni tu ni yo solos en un abrazo ni el mundo ni nadie ni una piedra ni un árbol ni la sangre huyendo hacia otras soledades ni el cielo ni el mar ni el aire ni las olas ni las aves ni otros besos ni otra vida ni otra cama ni otra carne nada ni nadie
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